Queremos ser lo que ya fuimos, luchar por algo que a la larga no valdrá la pena.

Intentamos demostrar que somos fuerte, pero en realidad, somos un papel más mojado y arrugado, que no se puede sostener por sus propios pliegues.

Amamos, odiamos, perdonamos, a personas que sentimos que las necesitamos, que sin ellas no somos nada, o que nos enseñaron valiosas lecciones, y a fin de cuentas, muchas veces para nada.

Soltamos miles de lágrimas al suelo, desperdiciando el tiempo, en vez de levantarnos y decir en voz alta que nosotros podemos contra cualquier cosa.

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Hace tiempo que perdí a alguien importante, a quien hoy recuerdo con cariño y afecto, y lo que más me duele es que lo perdí por hacerles caso, si lo más probable es que nuestra historia no habría terminado en buen puerto, pero, ¿Y que? Al menos hubiera querido caer y aprender YO misma la lección, al menos podía haberle demostrado cuanto le  quería, y el tiempo hubiera sido el culpable de nuestra inesperada despedida.

Podría decirle ahora mismo la verdad, ser COMPLETAMENTE sincera con EL, pero no valdría la pena remover de nuevo el pasado, hacerle de nuevo sufrir por algo que tal vez no tenga marcha atrás....seria abrir de nuevo la herida, pero al menos, yo me quedaría tranquila por decirle el verdadero por que....

Derramo lágrimas sin saber para que...Ya lo perdí, y ninguna lágrima me lo traerá de vuelta.

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